Tipo de alopecia

Efluvios

Con el aumento de la concienciación en la población y dada la importancia que se le da en la actualidad al cuidado de la imagen, cada vez encontramos más pacientes con efluvios telógenos en la consulta.

 

El término efluvio se utiliza para hacer referencia a cuadros en los que existe una caída abundante del cabello. Suele ser indolora y se clasifican en efluvios telógenos y anágenos, según la fase del piloso en que se encuentre el pelo que cae. Generalmente son cuadros autolimitados y autorresolutivos, sin embargo algunos pacientes no van a querer esperar a que eso tenga lugar y querrán algún tipo de tratamiento.

Se podría decir que la incidencia en la población es seguramente mayor que la de la alopecia androgenética, pero al ser en su mayoría casos autorresolutivos y sin disminución de la densidad capilar, disminuye como motivo de consulta.

Diagnóstico

La prueba principal es la realización de una pilotracción

Que será positiva en el efluvio telógeno y muy positiva en el e. anágeno.

 

La tricoscopia siempre será necesaria para comprobar el recrecimiento del pelo (se verán abundantes pelos muy cortitos) y para descarar su asociación con otras patologías. Los efluvios pueden aparecer en situaciones que se agreda al folículo piloso, tanto en patologías tricológicas como no tricológicas y, en general, la analítica sanguínea será indispensable para valorar el perfil hormonal, tiroideo, férrico y nutricional.

Tratamiento

Son cuadros generalmente autorresolutivos y autolimitados, de manera que si la causa cesa, los folículos irán iniciando poco a poco nuevos ciclos para formar nuevos tallos pilosos. El tratamiento tiene dos fases:

Es recomendable y, particularmente, prefiero la vía oral mejor que la tópica, a dosis diferentes en función del sexo de la persona y características particulares de cada uno.

Cada vez existen más estudios publicados en la bibliografía constatando la eficacia de este tipo de tratamiento y es de reseñar la ventaja que tiene para aplicarlo en embarazadas, en quienes es un tratamiento seguro.

Como la infiltración de vitaminas (pantenol biotina) o el ácido hialurónico no reticulado para estimular el grosor de la dermis y mejorar la circulación y con ello, mejorar la calidad del cuero cabelludo y de los folículos pilosos.

Durante el embarazo el pelo mejora sí o sí, dado que el aumento de progesterona va a prolongar, de forma antinatural, el anagen de muchos folículos. Otra cosa es lo que sucede en el postparto y es que esa prolongación antinatural de la fase de crecimiento cesa, así todos esos folículos pasan a fase de telogen de forma sincrónica, existiendo una época de mayor caída. Al valorar un efluvio postparto, debemos tener en cuenta dos aspectos. Uno, los ciclos del sueño de la paciente y otro, el estado hormonal y nutricional. Así, una alteración prolongada en la calidad del sueño provoca alteración del ritmo circadiano y con ello dicho efluvio telógeno. Esto puede mejorarse con la toma de melatonina antes de acostarse. Pero si se debe a la lactancia, nos limitamos a tranquilizarla y decirle que cuando retome ciclos de sueños normales, el cuadro mejorará.

 

El estado nutricional en mujeres postparto es muy importante de cara a una regeneración del pelo que ha caído y, si se prolonga dicha caída, aparte de realizar analítica, se aconseja suplementar dichos déficits y aconsejar una dieta lo más saludable posible.

Sí es cierto que estas fluctuaciones en los ciclos pilosos existen. Se cree que es debido a la influencia de la luz solar y la temperatura. Se observó en diversos estudios que en el mes de julio existen mayor número de folículos en fase de telogen, que irán cayendo por tanto durante el otoño. Esto es importante tenerlo en cuenta puesto que si comenzáramos a tratar una alopecia androgenética en mayo, por ejemplo, es posible que en septiembre u octubre parezca que ha empeorado, en lugar de mejorar, pero recordamos que esto es sólo transitorio.

Hasta un 65% de los tratamientos con quimioterapia ocasionan esta patología. La intensidad de esta pérdida varía en función de la dosis del fármaco, la vía de administración y de la duración del tratamiento. La velocidad de crecimiento del pelo varía según la zona corporal, siendo las más rápidas en el cuero cabelludo, cejas y pestañas.

 

El efluvio anágeno por quimioterapia es de inicio muy rápido, debido a su gran agresividad y habitualmente comienza de 7 a 10 días después de la primera infusión de esa medicación, pero no será visible hasta uno o dos meses, pues hasta que no se pierde el 50% del pelo del cuero cabelludo, no es perceptible la ausencia de densidad. En la mayoría de los casos, unas semanas después de haber terminado la quimioterapia, el pelo vuelve a crecer siendo al principio más fino y escaso, pero con el tiempo va cogiendo fuerza y grosor. Sin embargo, en algunos casos la alopecia puede volverse permanente o generar modificaciones permanentes en su textura y color (casos más frecuentes en el cáncer de mama). Hablamos de alopecia permanente cuando 6 meses tras la suspensión de la quimioterapia, la alopecia persiste (1-4% de los casos). Los pacientes que con más frecuencia desarrollan esta alopecia permanente (cicatricial) son los pacientes hematológicos y los tratados por cáncer de mama.

 

En cuanto al tratamiento, recordamos que debido a que es un cuadro reversible en la mayoría de los casos, el tratamiento más recomendado son las prótesis capilares. El minoxidil, utilizado durante 6-12 meses, puede mejorar el resultado y otros estimuladores, como el plasma rico en plaquetas, hay que valorarlos junto con oncología.